lunes, 13 de junio de 2011

Música y Neuroplasticidad

Calambres cognitivos.
Los estudios realizados por investigadores de la Northwestern University y que serán publicados en el número del 20 de Julio de la revista Nature Reviews Neuroscience demuestran que el aprendizaje musical o simplemente el disfrute frecuente y/o continuado de la música potencian la capacidad de las personas de distinguir la información sensorial relevante y abstraerse de los demás estímulos ambientales (Leer un libro en un ambiente concurrido), también demuestran un aumento de otras funciones cognitivas como aprendizaje, memoria o mayor plasticidad en ciertas áreas de la corteza pre-frontal.

Según el investigador Jacob Jolij Meurs Maaike, del Departamento de Psicología de la Universidad de Groningen. la música afecta a los estados de ánimo sino tambien al mejor funcionamiento de la mente, como demuestran sus estudios en que sometiendo a diversas pruebas a dos grupos de estudiantes, los resultados medios eran sensiblemente superiores en aquellos que habían realizado las pruebas mientras oían música (En especial de autores clásicos y como pieza estrella el Canon de Pachebel) que haquellos que realizaron sus ejercicios en silencio.


Desde hace años se comenta y discute el llamado "Efecto Mozart" según el cual aumentaría la memoria y otras capacidades cognitivas de los niños al oir música de este autor. Estudios más completos demuestran que el efecto Mozart desaparece en su mayor parte (entre75 y90%) incluso en un plazo tan corto como veinte minutos.


De estos experimentos, otros menores y los conocimientos que tenemos sobre el funcionamiento del cerebro podemos deducir: 
         La música acompasada, desde los ritmos más primitivos a las más sofisticadas fugas, actúa sobre el sistema límbico que es la estructura fundamental que nos permite relacionarnos con el mundo exterior, memorizar, concebir nuestras emociones y es el núcleo central del llamado sistema endógeno de recompensa (endogenous reward system).
         El sistema endógeno de recompensa aunque basado en el sistema límbico posee unas conexiones bioquímicas por neurotransmisores, fundamentalmente las mono-aminas (Dopamina)  que parten del Área tegmental ventral (VTA) pasando por el Núcleus acumbens van hasta diversas áreas del lóbulo Pre-frontal que es donde se encuentran la mayor parte de las funciones cerebrales más desarrolladas.


 A partir de estos datos colegimos que la música aumenta la recompensa (Placer) endógena que se obtiene al utilizar ciertos circuitos de la corteza pre-frontal y debido a la mayor recompensa las funciones de esos circuitos se desarrollan más eficazmente (El contento que se produce al exponer un tema que conocemos perfectamente, al resolver un problema matemático, etc.). Pero esa recompensa no se mantiene en el tiempo por lo que el efecto Mozart se acaba. Pero si la música frecuentemente ha estado proporcionándonos placer se habrá reforzado el sistema endógeno de recompensa para acometer las funciones cognitivas superiores y además los circuitos neuronales que las sustentan, se habrán "afinado" y será mayor la eficacia de estos y mejores los resultados en nuestra mente.



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